LET THERE BE DEATH: Evil Entourage, Hecatombe, Utter Hell, Decortication & Godleech

Con una agresividad implacable, letras intensas y una musicalidad técnica asombrosa, el death metal desafía los límites de la música convencional, trascendiendo la mera etiqueta de género para convertirse en un movimiento artístico y cultural inigualable.

En particular, el death metal mexicano ha demostrado ser una fuerza imparable dentro de la escena global, dejando una huella indeleble en la historia del género. El pasado 15 de julio se celebró un concierto épico en Búnker 57, en San Luis Potosí, que reunió a cinco de las bandas más destacadas del death metal nacional.

Puntuales como acostumbran en este recinto, en punto de las 21:00 horas, Godleech comenzó la masacre al tomar el escenario. Si bien los que llegamos temprano tomamos asiento, poco a poco comenzó a congregarse la gente y a pararse para hacer headbanging. Los de Toluca ejecutaron su propuesta de death grind, destacando los temas de su primer disco “Scenes of Human Aberration”. Tenemos que estar atentos a los próximos trabajos de esta banda relativamente nueva.

Los siguientes en tocar fueron los también toluqueños Decortication, quienes ofrecieron un brutal death metal de calidad. Minutos antes estaba platicando con su vocalista, Edwin Cortez, en el stand improvisado donde se vendía la mercancía de la banda. Muy amable y atento, pidió apoyo para que le cuidaran las cosas mientras corría apurado a tocar con sus compañeros. Al momento de tomar el micrófono se transformó en una bestia vociferante que concordaba con la brutalidad de los demás músicos. Las apariencias engañan: que te guste la música que habla de tripas y de muerte no quiere decir que seas una mala persona. Después de su participación, toda la banda bajó y convivió con el público.

Para cambiar un poco el ritmo, más no la agresividad, tocó el turno de Utter Hell, trío de black metal directo de Tampico, quienes con su satanismo encendieron aún más los ánimos de los asistentes. Con una carrera que abarca desde 1999, cuentan con un sonido crudo y atmosférico con armonías y buena ejecución.

Sin tregua, Hecatombe tomó por asalto a todos. Con un estilo de la vieja escuela, machacaron nuestros oídos. Sus letras, más que satánicas, hablan de la ausencia absoluta de un dios. Ese desamparo lo logran transmitir con una energía que muchos jóvenes quisieran tener. Y así, con el público coreando por un tema más, la tragedia aconteció.

A punto de finalizar la última canción, un cortocircuito provocó que la luz del escenario se fuera para no volver más. Luego el uso de extintores y de una revisión a la instalación eléctrica, se confirmó la imposibilidad de seguir con Evil Entourage. Algunos escépticos se quedaron por una última ronda de tragos, otros más se retiraron a sus casas.

Sin demeritar a los que cerrarían la noche en lo absoluto, ¿qué hubiera pasado si fuera otra banda? Si el costo del boleto hubiera sido más elevado o si la agrupación fuera extranjera, ¿se exigiría un reembolso? Bajo otras circunstancias, ¿se hubiera perdido la camaradería y se optaría por el reclamo?

Afortunadamente nada de esto ocurrió y, dentro de lo que cabe, todos salieron relativamente contentos. Evil Entourage prometió regresar, y se espera que no ocurra de nueva cuenta esta situación.

A pesar de todo, fue un evento exitoso por la cantidad de gente que acudió. Me quedo con el recuerdo de un joven metalero, que a pesar de estar con camisa, ahí compró una playera. Se hizo de los discos de las bandas, y pidió firmas y fotos, conviviendo con todos. Siempre es bueno tener nuevos adeptos.

Fotos por HugoEmeCe

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