La Castañeda: 35 años de locura
Mi primer contacto con La Castañeda fue en una edición de "Rock En Español - Lo Mejor de...", una serie de compilados editados por la disquera BMG, donde se explotaba ese concepto de "Rock en tu idioma" que se gestó a finales de los ochenta y tuvo su cenit en el transcurso de los noventa.
En esas recopilaciones se encontraban otros representantes de dicho -si se permite la expresión- movimiento: Fobia, Santa Sabina, Botellita de Jerez, Cuca, Miguel Mateos, Tex-Tex, Maldita Vecindad, entre otros. Cada quien con su propuesta, los que captaron más mi atención eran precisamente los de La Castañeda, precisamente por el tema de sus canciones y el sonido oscuro.
Punk, teatralidad y experimentación, esa es la esencia de la banda, que nació en 1989 bajo el concepto surrealista de vivir, a través de simbolismos y referencias, en el famoso centro psiquiátrico más grande de México en el siglo XX. La locura no sólo puede interpretarse de manera literal, ya que sus letras pueden aplicarse a distintos puntos de nuestra vida.
Siendo honestos, les perdí el paso hasta Salvador y los Eones, proyecto del vocalista Salvador Moreno donde conjugan los boleros tradicionales con el hard rock y el metal. Sin embargo, La Castañeda es uno de esos grupos que sigue en pie, no valiéndose de vivir de las glorias del pasado.
Por ello, en este 2024, el guitarrista Oswaldo de León, el tecladista Omar de León y el aludido cantante Salvador Moreno, fundadores de la banda en aquel 1989, iniciaron su gira por su aniversario número treinta y cinco, misma que los llevó a Bunker 57 en tierras potosinas.
Sin acto soporte, la agrupación empezó con canciones emblemáticas, tales como ‘Noches de tu piel’, ‘El loco’, ‘Nancy Llaga’, ‘Tóxico mágico’ o ‘Gitano de mente’. Nosotros, los fans, los locos, de todos los géneros y todas las edades, coreábamos las canciones con fervor, bailando y brincando sin parar. Con sonrisas desenfrenadas, no nos importó el calor que inundaba la sala.
Con ‘Tloque-Nahuaque’ los ánimos ya estaban exacerbados por la resonancia de los instrumentos. El final apoteósico vino con ‘Cenit’ y ‘Transfusión’, pero no quedó ahí pues, ante la insistencia del respetable, regresaron a tocar cuatro temas más, como ‘La última noche’.
Culminado el recital, se tuvo la oportunidad de tomarse fotos con ellos y tener un autógrafo de sus integrantes. Muchos de sus fanáticos los han seguido a lo largo de su historia, y nunca se pierden sus prestaciones en la ciudad.
En la era digital, en donde está en auge el uso de la inteligencia artificial, La Castañeda ha pasado por todos los formatos para transmitir su música. Pero al final, lo importante es el contenido de su arte, la trascendencia y significado que cada uno de nosotros le da, y el contacto y cercanía entre artista y su público.
A pesar del transcurso del tiempo, La Castañeda sigue siendo aquella experiencia auditiva y visual de sus inicios, en el cual crean un entorno en donde todos están invitados a ser partícipes de esta locura consistente en estar vivos, en el aquí y en el ahora.
Fotos por HugoEmeCe