Como el estofado de Eowyn
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La obra de J.R.R. Tolkien sigue teniendo un impacto trascendental tanto en el mundo literario como en la cultura pop. La trilogía cinematográfica impulsada por Peter Jackson a inicios del milenio es una obra maestra, una increíble adaptación que fue posible por la dedicación de todos los involucrados. Un papel crucial fue la música que creó Howard Shore.
Las melodías empleadas compaginan a la perfección con el universo de la Tierra Media, enfatizando el dramatismo, el horror y la algarabía de cada escena. Por lo tanto, ofrecer un espectáculo consistente en escuchar dicha banda sonora en vivo, acompañada de material audiovisual de los filmes, es toda una proeza difícil de igualar.
La Orquesta Filarmónica Orpheus, encabezada por el director Daniel Forero, fue la encargada de este -como así se nombró- tributo, a realizarse en el Teatro de la Paz de San Luis Potosí el pasado 25 de abril de 2024.
Oscar Wilde decía que la falta de puntualidad es el ladrón del tiempo, por lo que poco antes de las 20:30 horas, nos presentamos en el recinto. Ante nuestro evidente ajetreo por llegar a la hora citada, el taquillero nos dio consuelo, haciéndonos recordar que estamos en México, aludiendo a que el concierto no empezaría a tiempo. Tristemente fue así, añadiendo que a la tercera llamada y minutos posteriores, gente seguía ingresando en busca de sus asientos.
El tiempo fue la constante aquí. Un problema grave fue que desde un inicio la música ejecutada no sincronizaba con las imágenes que se proyectaban de las películas de “El Señor de los Anillos”. Esto causaba confusión ya que, por ejemplo, las melodías reconfortantes de los hobbits no tenían nada que ver con el clip proyectado de la creación del ejército de Saruman en Isengard. La única parte donde se pudo disfrutar fue en la última pieza, pues ya no había material audiovisual.
Ya que se toca el tema de las imágenes, el espacio de proyección era demasiado pequeño, y los videos tenían una pobre calidad. Hablando de proporciones, la cantidad de músicos en el acto se veía diminuta en comparación con el escenario. No se nos debe tomar por expertos, pero la orquesta sinfónica consistía de alrededor de treinta músicos. ¿No deberían ser más? Dejando a la pianista con orejas de elfo, había un chelista con una capa característica de “Game Of Thrones”. No se pide que todos usen vestimenta especial, pero si se emplea, que por lo menos que se acorde al universo que están interpretando. Dejando esto de lado, los músicos fueron profesionales y dignos en su interpretación, punto a su favor.
Anunciado como “The Lord Of The Rings. Concierto Sinfónico Audiovisual”, resultó extraño que se tocaran piezas de “El Hobbit”, ya que “El Señor de los Anillos” cuenta con un basto material. Además, la primera parte del recital previa al intermedio se ejecutó material de “La Comunidad del Anillo” y “Las Dos Torres”, para después proceder con “El Retorno del Rey” y las tres películas protagonizadas por Bilbo Bolsón. Podría aplicarse el meme de Sid, el villano de la primera película de Toy Story, que reza “genial, premio doble”, pero no funcionó aquí.
En definitiva y en consideración por el precio del boleto, las fallas técnicas relacionadas con la mala coordinación en música e imágenes, la calidad de la proyección de video, y la pobre selección de temas, hicieron que la experiencia no fuera grata.
La orquesta ofrecerá diversos tributos a otros íconos de la cultura popular como Dragon Ball o Harry Potter, esperando que resulten mejores que esto. Resulta curiosa la dificultad de poder representar la obra de Tolkien con respeto, pues este concierto me recordó más la pésima adaptación de la serie “Los Anillos de Poder” de Amazon, que la magnificencia de los textos originales o de las cintas de Peter Jackson.