Quiero oírte gritar: WarCry
Me levanto temprano y salto de la cama. Otra vez tarde. Miro por la ventana y aún no hay gente en la calle. Me doy un regaderazo rápido y me visto. Camisa y corbata, uniforme godín. Meto en mi mochila el lonche para más de rato. También meto mi playera de WarCry, la de mil batallas, un tanto descolorida por el uso, pero que porto con orgullo. Ésta noche los veré.
Subo al coche y me dirijo al trabajo. Antes de llegar a la oficina paso con doña Tifo, ahí en la esquina. Le pido dos tacos de papa y tres de chicharrón. Estaba tentado de pedir otro, pero no quiero perder el bono de puntualidad.
Me siento en mi lugar, prendo la computadora, y me pongo los audífonos. Prefiero no escuchar los chismes del día. Aquí a nadie le gusta el metal. Pongo la playlist que hice del Daimon Tour 2024. Más de veinte canciones. Hoy será épico.
Salgo de mi trance y el jefe me pide el reporte que envié ayer. Para no empezar una discusión que no ganaré, evito decirle que lo cheque en su correo, mejor lo reenvío y así me deshago de él. Por un momento.
Después de estar más de ocho horas encerrado en un trabajo que ni siquiera me gusta, me lanzo a la Cineteca Alameda. Pedí salir temprano, y me lo condicionaron a que repusiera el tiempo mañana. Malditos negreros. Algún día saldré de ahí a conseguir algo mejor, donde sí me traten bien y paguen mejor. No hay nada bajo el sol que no tenga solución, nunca una noche venció a un amanecer.
Me estaciono cerca y ahí en el coche me pongo mi playera. Llegué a buena hora. Ya hay gente formada, pero están dejando pasar. Revisan mi boleto e ingreso. Hay un lugar de mercancía oficial. Hay de todo, desde discos y vinilos, hasta playeras y ¿funkos? Y vienen firmados. Por Pablo García y Santi Novoa. Sí me los ando comprando, pero no se vayan a aplastar. Mejor al final.
Siempre me ha gustado la Cineteca, voy cuando puedo a ver películas. Por eso me sorprendió que vendieran cerveza ahí adentro. No me había tocado. La sencilla a $80 y la doble a $150. Me llevo una doble.
Mis amigos no pudieron ir. La vida adulta trae obligaciones y más cuando es entre semana. No me importa. Me hice amigo de la soledad. Quién iba a imaginar todo lo que me enseñó. Da igual, conozco a varios de los que están ahí conmigo. De algunos recuerdo sus nombres o apodos, pero no importa, somos camaradas todos. Mostramos la pasión que nos hace diferentes.
Veo que aún no hay tanta gente al frente del escenario. Corro sin derramar mi bebida y me aferro a la valla. No estoy tan en medio, más bien hacia la derecha, pero se ve bien.
Cuando las luces se apagaron y los primeros acordes de “A por ellos” resonaron en el aire, dejo de existir para convertirse en uno más de la multitud. Salto, grito y vivo cada segundo como si fuera el último.
Veo que los demás sacan su celular para tomar fotos y videos. No me gusta eso. Si quisiera verlos en una pantalla no pagaría un boleto. Además, Pablo hace caras chistosas mientras toca la guitarra y Roberto toca el bajo de manera espectacular. Ni hablar de Víctor que nos maneja a todos como si fuera su voluntad. Santi y Rafa en el fondo, pero dándolo todo.
Y no lo digo porque es mi banda favorita. Traen un gran show. En eso tocan partes de “Paranoid”, “Iron Man”, “Crazy Train”, “Wasted Years”, “Painkiller” y “Highway To Hell”. Musicazos. A eso súmale que tienen una comicidad bárbara. Cada vez que nos hablan lo hacían con puntadas. Como que les diéramos sólo un aplauso de manera literal o animarnos a encuerarnos.
¿Y mi cerveza?
Si querían oírnos gritar lo lograron. Justo cuando veo que un peluche del Dr. Simi vuela al escenario, derrotado salgo de mi lugar privilegiado para irme un poco más atrás. Ahí veo la producción que traen. Cada centavo del boleto valió la pena.
Difícil repasar toda su discografía. Víctor dice que la solución sería dar conciertos de cuatro horas o más. Jalo. Y es que WarCry es más que música. Es una forma de ver la vida. Como lo dijeron en el escenario, la vida es complicada, y debemos apreciar lo bueno y lo malo, porque nos hace ser quienes somos.
Como si estuviera en otra realidad, me doy cuenta de que ya acabó el concierto. Suena en piano “Para Siempre” y prenden las luces. Salgo a donde está la mercancía oficial y me llevo el funko de Pablo firmado. Quería la playera, pero no hay de mi talla, sólo chicas. Voy a la calle y me compro una playera pirata con las fechas de la gira. Mejor eso a nada. Ya tengo que jubilar la que traigo puesta.
Ya en el coche rumbo a casa, me doy cuenta de que tocaron más de dos horas y media. Rifados. Estoy contento. Pude ver a WarCry en mi ciudad. Eso es mucho. Porque la banda me ha ayudado a animarme a hacer cosas sin haberlas hecho jamás. A encontrar la solución en este mar de confusión que es la vida. Puedo decir que yo soy mi rey, mi propia ley. Soy mi futuro y mi presente.
Mañana iré a aguantar la rutina y el trabajo, pero sé que vendrá algo mejor. Si es que lo hay. Sé que lo hay. Porque hoy gano yo. Porque sé que hay pocas cosas que puedo decir que son para siempre. El amor que siento por la música, el metal y WarCry, serán para siempre.
Agradecimientos especiales a DarkEntries Productions por las facilidades otorgadas.
Aquí puedes escuchar la playlist.
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Fotos por HugoEmeCe